Diario Financiero

Ciudad Gótica

Durante una hora y cuarenta y cinco minutos pudimos escuchar al Pingüino, al Guasón y a Gatúbela planeando sin ambages su asalto a la institucionalidad de Ciudad Gótica. Unos verdaderos villanos de caricatura sin más guía moral que el directo interés propio.

Degradación moral y corrupción del neoliberalismo fue el lapidario diagnóstico del sociólogo, cientista político y comentarista radial Alfredo Joignant frente a la publicación por parte de CIPER del famosísimo audio. Cómo llega intelectualmente a esa conclusión es probablemente un misterio muy misterioso, por lo pronto tendríamos la titánica tarea por delante de dilucidar qué vendría siendo ese bolsillo de payaso llamado neoliberalismo al cual, una vez más, asignamos todas las miserias humanas. Un facilismo cómodo desde un punto de vista teórico. Hay distintas formas de enfrentar la curiosa conclusión de Joignant, desde el humor (hay espacio para reírse) o desde la comprensión, y yo me quedo con esta última.

No es que uno esté de acuerdo con el sociólogo, es difícil estarlo, pero uno puede entender el desasosiego que le produjo el audio y que eso haya nublado su capacidad de análisis y por tanto emprendido con furia cual toro contra el paño rojo (metáforas a nivel presidencial en su quiebre sentimental). No hay persona de bien con la que uno haya podido comentar lo ocurrido en la reunión en la oficina de Hermosilla y que no haya quedado perturbada y perpleja frente al descaro más absoluto para hablar de múltiples delitos sin siquiera un quiebre en la voz.

Durante una hora y cuarenta y cinco minutos pudimos escuchar al Pingüino, al Guasón y a Gatúbela planeando sin ambages su asalto a la institucionalidad de Ciudad Gótica.

Unos verdaderos villanos de caricatura sin más guía moral que el directo interés propio. Frente a la confabulación de los malhechores, la sensación generalizada es de total indefensión.

Mientras uno paga impuestos por arriba y por abajo, se detiene en las luces rojas y en los pasos de cebra, respeta la fila y es temeroso de la autoridad, hay un mundo paralelo en Ciudad Gótica donde no hay Dios ni ley y parecen no ser pocos. “Me sentí un pelotudo”, “me sentí una ingenua total” fueron las frases que más escuché en estos días. La terrible sensación de que el ir por la vereda del orden y de la ley es de bobos y cándidos mientras el resto se mofa a hurtadillas de ti.

No hay espacio para medias tintas, los hechos conocidos son de alta gravedad y dañan profundamente a la fe pública si es que no hay una reacción de las instituciones acorde al desafío recibido. El soborno en el SII y en la CMF es simplemente insoportable para el ciudadano común, delincuentes que se vanaglorian de no haber pagado giros millonarios de impuestos por medio de una coima mientras el resto de los habitantes nos chirrian los dientes si pagamos con un día de atraso las contribuciones. Voluminosos financiamientos por medio de facturas falsas prostituyendo el ecosistema completo, alguien tiene que ponerle firme coto a esto para que podamos aspirar a vivir en una democracia medianamente sana y con una economía de mercado validada por las grandes mayorías. A diferencia de lo que cree Joignant, la delincuencia y corrupción son consustanciales a las miserias de la naturaleza humana más que a un sistema tal o cual, pero sí es cierto que el sistema que nos hemos dado entra en serio riesgo si los villanos no pagan como es debido. Es la hora de Batman y Robin.

BANDEJA DE ENTRADA

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2023-11-19T08:00:00.0000000Z

2023-11-19T08:00:00.0000000Z

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