Diario Financiero

INVERSIONES LOS PASOS QUE VIENEN

Las finanzas sostenibles podrían convertirse en el desafío y la oportunidad “más apremiante” para la industria. Dos expertas analizan los desafíos que persisten para avanzar, y dan luces sobre cómo reducir algunas brechas.

POR AIRAM FERNÁNDEZ

Tras varios años de discusión, estrategias, ensayos, y una pandemia que replanteó todo, incluso el mundo de las finanzas, las empresas finalmente entendieron que los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) deben estar al centro de los negocios. Es una sensación latente en el mundo corporativo, y que lleva a pensar en los próximos pasos a dar en el terreno de las inversiones.

“Ya sea por convicción, regulación o mayores exigencias de inversionistas y grupos de interés, las empresas se están dando cuenta de la importancia de una buena gestión de los factores ASG para minimizar riesgos, aumentar la resiliencia y crear valor en el tiempo”, dice Trinidad Lecaros, gerente de Finanzas Sostenibles en Deloitte.

Con eso asumido, la ejecutiva asegura que el business as usual está cambiando: “Vemos que están integrando la sostenibilidad de forma transversal”.

El interés ha crecido, en parte, ante la existencia de algunos fondos dedicados exclusivamente a financiar empresas y proyectos que consideren una buena gestión ASG y otros que priorizan sectores específicos como energía o residuos, dice la ejecutiva. Añade que en paralelo ha visto un crecimiento relevante de instrumentos financieros sostenibles, que permiten a las compañías “demostrar su contribución hacia sectores sostenibles”.

Algo que en el país se ve materializado, a su juicio, con las emisiones de bonos verdes y sociales tanto corporativos como soberanos por más de US$ 14 mil millones; con el trabajo de la Mesa Público-Privada de Finanzas Verdes que lidera el Ministerio de Hacienda; la participación del sector privado en diferentes índices, marcos y alianzas; y con las regulaciones que ya existen por parte de la Comisión del Mercado Financiero (CMF) y la Superintendencia de Pensiones.

Incluso es algo que podría convertirse en el desafío y la oportunidad “más apremiante” para la industria durante esta década, advierte el documento Financiando una Economía Sostenible, que Deloitte publicó este año.

“Efectivamente, creo que la industria tiene el deber de ser cada vez más sostenible, y la respuesta se encuentra en la terminología misma de la palabra sostenibilidad: para poder sostenerse en el tiempo, las empresas y los inversionistas tienen la obligación moral, pero también legal, reputacional y fiduciaria, de considerar los riesgos y oportunidades medioambientales, sociales y de gobierno corporativo”, sostiene Caroline Berthod, directora de Desarrollo ASG de Governart, pensando en una consigna que cada vez toma más fuerza: “No hay planeta B”.

Lecaros dice que las empresas que no sean capaces de alinearse a los desafíos y compromisos de los países en materia de sostenibilidad y cambio climático “perderán valor y competitividad” en el tiempo y, por ende, quienes financien esas industrias también se verán afectados. Sin embargo, cree que para escalarlo a los niveles requeridos, se deben minimizar brechas y generar incentivos “para que el capital fluya hacia un desarrollo sostenible”.

Persisten frenos

Seguir avanzando en el ámbito local depende, en parte, de que el tema regulatorio se fortalezca.

“Los reguladores deben orientar a las empresas a divulgar una información de sostenibilidad de calidad, cuantitativa y comparable, a la vez que deben orientar a los inversionistas a integrar de forma obligatoria la data ASG de las empresas en sus procesos de análisis o recomendaciones de inversión”, plantea Berthod, porque lo observa como tendencia mundial: “Cada vez más se exige, por regulación o buenas prácticas, que las empresas divulguen de forma más estandarizada su información ASG”.

A sus ojos, es positivo el hecho de que durante la COP26 se anunciara la creación del International Sustainability Satandards Board (ISSB), un estándar de sostenibilidad a nivel de la divulgación por parte de las empresas que “permitirá eficientar el flujo de la información ASG a destinación de los inversionistas para que puedan contribuir al desarrollo sostenible”.

Para Lecaros, todo esto se verá fortalecido por la nueva Norma de Carácter General

461 de la CMF, que exigirá a las empresas emisoras de valores de oferta pública entregar información ASG en sus memorias anuales “con un fuerte componente” en materia de gobierno corporativo y cambio climático. “De esta forma, el sector financiero estará resguardando de mejor forma los intereses de sus accionistas y al mismo tiempo contribuyendo a financiar una economía sostenible”, concluye.

Seguir avanzando en el ámbito local depende, en parte, de que el tema regulatorio se fortalezca.

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2021-12-03T08:00:00.0000000Z

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