Diario Financiero

Sin querer queriendo

Necesito ver la planilla Excel con la cual se justificó la chambonada del gas a precio justo (sic) al interior de ENAP. Anhelo examinar esos supuestos heroicos que permitieron que una empresa dirigida por profesionales haya aprobado un plan piloto que solo tenía el destino que tuvo, el fiasco total.

He descubierto que mi primera aproximación a los problemas es siempre la más nerd posible, dado eso necesito ver la planilla Excel con la cual se justificó la chambonada del gas a precio justo (sic) al interior de ENAP. Anhelo examinar esos supuestos heroicos que permitieron que una empresa dirigida por profesionales haya aprobado un plan piloto que sólo tenía el destino que tuvo, el fiasco total. ¿Existirá esa planilla o estamos enfrentados a un caso donde se decidió malgastar recursos públicos por satisfacer el voluntarismo adolescente sin un análisis siquiera? De lo que podemos estar seguros es que Power Point explicando las bondades del tema hubo en abundancia. ENAP no cuenta con ninguna ventaja para desarrollar el negocio de distribución de gas a domicilio por sobre la empresa privada salvo, un detalle menor, que su financiamiento viene del bolsillo de los contribuyentes y por tanto se pueden permitir todo tipo de ineficiencias sin que haya más doliente que el señor Moya. Me disculparán lo neoliberal (sé que es pecado, pero no logro que se me quite), si hubiese un espacio en el mercado de distribución de gas en balón a domicilio es altamente probable que algún privado nacional e internacional lo hubiese abordado. Con el plan piloto ha ocurrido lo que cualquier persona medianamente informada en el mundo de los negocios hubiese previsto, los números no tenían por dónde dar y era probable que transformaran a la compañía pública en el hazmerreír. Para el tamaño del Estado los montos son una bicoca, pero la señal enviada es de una potencia e importancia que probablemente los cerebros detrás de la operación no pispan. Este es un momento en que nuestros gobernantes se han jugado el todo por el todo para aumentar la presencia del Estado en la economía. Lo vimos con el Plan Nacional del Litio hace pocas semanas, donde no había nada claro salvo el rol primordial y controlador del Estado. Lo vemos en el proyecto de pensiones donde se busca hacer desaparecer a los privados del manejo futuro de las cotizaciones de los ciudadanos (¡No + AFP! ¡No + AFP!) y lo observamos en la mirada contemplativa del gobierno frente a la crisis terminal que enfrenta la salud privada en este momento. Todo lo que viene del sector privado es mirado con fuerte desconfianza y se deposita la fe del carbonero en el Estado que todo lo puede. Sin embargo, cuando estamos en las horas previas de discutir sobre la intervención estatal en la minería, pensiones y salud nos encontramos con este aperitivo gaseoso sobre las reales capacidades del Estado a la hora de abordar proyectos concretos.

Esto tiene gran importancia, pues el gobierno no está solo en este afán, buena parte de la población, aún cuando haya girado en el último tiempo hacia posiciones más de derecha y por lo tanto en teoría más proclives al emprendimiento privado, mantiene una esperanza anclada en quién sabe qué en el Estado como un gran solucionador de problemas. Muchas veces se repite lo de la ineficiencia de la gestión estatal, pero esto no penetra en la ciudadanía pues no tiene referentes prácticos y se mantiene como un concepto abstracto difícil de asir.

Sin querer queriendo, Giorgio Jackson al impulsar y fracasar pública y estrepitosamente con el gas a precio justo puede haberle hecho al sector privado el pase que necesitaba para defenderse política y comunicacionalmente de la garra que comenzaba lentamente a apretar. Como todo pase con ventaja hay que saber aprovecharlo.

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2023-05-28T07:00:00.0000000Z

2023-05-28T07:00:00.0000000Z

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