Diario Financiero

Sin adaptación tecnológica, ¿cuál dignidad?

EDUARDO RIVEROS QUIROZ PERIODISTA, ANALISTA PROGRAMADOR Y BERTELSMANN TECHNOLOGY SCHOLARSHIP 2020

La bandera de la dignidad ha sido enarbolada por millones de chilenos, quienes esperanzados vislumbran un futuro mejor. Por otra parte, Chile no es una isla, y el mundo está avanzando a pasos gigantescos hacia una nueva sociedad, potenciada por los efectos del coronavirus. Esto ha impulsado la ciencia y tecnología, donde el espíritu colaborativo ha sido eje en el despliegue de las vacunas y diversos tratamientos experimentales para combatir la pandemia.

El camino que están tomando las naciones avanzadas es encauzar su desarrollo con políticas orientadas a la apertura de las puertas de la transformación digital. Sin embargo, otros países, sin un gran producto interno bruto o ingreso per cápita, hacen esfuerzos para adecuarse a los tiempos.

Por ejemplo, Barbados está planeando abrir una embajada en el metaverso, que son comunidades digitales que emulan al mundo real, donde empresas tradicionales en el mundo tecnológico como Facebook ( Meta) y Nvidia, están trabajando

“Si no nos adaptamos como sociedad a los paradigmas del siglo XXI, el futuro estallido social podría ser protagonizado por millones de personas frustradas excluidas del cambio”.

en este ecosistema, al igual que otras iniciativas que han nacido bajo el eje blockchain, como Decentraland o Cryptovoxels.

En El Salvador se anunció el bitcoin como otra moneda de circulación oficial y próximamente verá la ejecución de la Ciudad Bitcoin, que se propone ser sustentable y amigable con el medio ambiente, ya que usará la fuerza de los volcanes para proveer energía, siendo una propuesta urbana- futurista de las más prometedoras del último tiempo.

En Bolivia fabrican baterías basadas en litio; en Argentina, la Universidad de Buenos Aires está formando a los abogados en un programa académico masivo de inteligencia artificial; y la colombiana Medellín se ha convertido en una de las ciudades más reconocidas como “hub” de innovación.

Sobre Chile se dirá que existen propuestas interesantes y que el plan nacional de inteligencia artificial puede trazar una ruta tecnológica; también, que la irrupción de la red 5G, o el intercambio intelectual que se da en el Congreso Futuro nos acercan al mundo tecnológico y académico del primer mundo. Pero a nivel de la macrosociedad, la preocupación es otra.

Una verdadera revolución en la calidad de vida de los chilenos pasa por aterrizar en términos concretos lo que se quiere como país y sociedad. ¿Educación de calidad? Si pensamos en aplicar inteligencia artificial, realidad virtual, realidad aumentada, o blockchain, en las aulas, ese sería el camino. Mejor aun si aumentan las horas de enseñanza de matemáticas y ciencias, y también del inglés (pero no sólo para formar técnicos que sepan leer manual de instrucciones, sino el “verdadero” idioma, que enseña hablar y escuchar).

Si no nos adaptamos como sociedad a los paradigmas del siglo XXI, existe el peligro de que parte importante de la sociedad se convierta en “commodity”, y de que el futuro estallido social sea protagonizado por millones de personas frustradas excluidas del cambio.

OPINIÓN

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2022-01-14T08:00:00.0000000Z

2022-01-14T08:00:00.0000000Z

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